El tiramisú es una de las recetas de postres más famosas de la cocina italiana. Un dulce italiano que se ha convertido en una receta tradicional a pesar de ser bastante reciente. Su origen se sitúa en la región de Véneto en los años 50 y no llevaba marcarpone ni licor. Es decir, que era sin queso ¿sorprendidos?
El tiramisú tal como lo conocemos ahora en su tiempos era mucho más sencillo. Consistía en un dulce fortalecedor y de inmediato efecto gracias a la cantidad de glúcidos que incorporaba.
En aquellos tiempos sólo empleaban 5 ingredientes: huevos y azúcar batidos, bizcochos Savoiardi mojados en café expresso y cacao en polvo. El queso lo añadieron después para ralentizar la digestión, obteniendo el efecto contrario de somnolencia. La evolución y posterior reconocimiento se produjo gracias a la cadena de restaurantes Toulá en 1968 que dio a conocer en toda Italia este postre delicado, sencillo y muy cremoso.
Es uno de mis postres preferidos gracias al sabor a café y chocolate. No dejéis de improvisar para adaptar la receta a los gustos de casa, aquí os dejo la tradicional pero recordad que las variaciones las ponéis vosotros.
En el blog tenéis varias adaptaciones de este famoso postre, desde el tiramisú de licor café, al estilo gallego, la deliciosa versión de tiramisú con turrón, estilo navideño, el mini tiramisú con crema de chocolate y avellanas, el brazo de gitano relleno de tiramisú o el fresquito tiramisú de fresas.
Ingredientes
- 500 g. de queso-crema Mascarpone
- 6 huevos M (de los que empleamos 6 yemas para el sabayón y 4 claras para montar)
- 150 g. de azúcar glass en polvo (recomendable) o azúcar normal blanquilla
- 300 g. de bizcochos savoiardi o de soletilla
- 4 cucharadas de Amaretto o el licor que nos guste
- 10 a 20 g. de cacao puro en polvo (depende de donde lo hagamos más o menos cacao)
- 150 ml. de café fuerte (el que más nos guste)
- 1 pellizco de sal para montar las claras
Cómo hacer la crema sabayón
La crema sabayón (sambayón, ponche de crema, zabaglione o zabaione), es una crema espesa de tradición italiana a base de 3 ingredientes básicos: yemas crudas, azúcar y vino Marsala o licor Amaretto, todo batido al baño maría hasta que queda con una textura cremosa.
- Calentamos agua en una cazuela grande, debe estar caliente pero sin llegar a hervir. Mientras se calienta el agua vamos separando las yemas de las claras y apartamos en una taza. Las claras las vamos a montar posteriormente, reservamos.
- Los huevos deben ser frescos y hay que manipularlos a temperatura ambiente. Mezclamos el azúcar, en un cuenco metálico, con todas las yemas. Empezamos batiendo en el cuenco fuera del agua y cuando comience a espumar introducimos el cuenco en la cazuela con el agua caliente.
- Una vez dentro batimos con unas varillas manualmente o con las de la batidora hasta que las yemas doblen de tamaño. Vamos añadiendo poco a poco las cuatro cucharadas de amaretto y mezclando de manera envolvente hasta que estén incorporadas a la crema. Después de mezclar todo sacamos del baño maría y seguimos en frío hasta que nos quede una crema esponjosa y compacta. Reservamos para el montaje del tiramisú.
Preparación del tiramisú casero
- Montamos las claras a punto de nieve. Para ello introducimos las claras, a temperatura ambiente, en un bol en el que no haya ningún resto de grasa o no subirán. Les añadimos un pellizco de sal y empezamos a batir. Batimos hasta que las claras suban y queden firmes. Luego manejamos el merengue con una espátula de silicona.
- Añadimos la crema sabayón que tenemos reservada a las claras montadas. Mezclamos de manera envolvente y con cuidado hasta que quede todo integrado e intentando que bajen lo mínimo posible.
- Batimos el queso mascarpone hasta que quede cremoso (lo mejor es batirlo a temperatura ambiente). Mezclamos este queso batido con la crema anterior suavemente, intentando que no se baje la crema para mantenerla esponjosa. Reservamos.
- Ponemos una cafetera con un buen café, el que más nos guste. Una vez preparado lo dejaremos enfriar.
Presentación final del tiramisú
- En el molde elegido, ponemos una capa de bizcochos de soletilla. Regamos con el café para empapar los bizcochos. No debemos mojarlos demasiado, lo justo para asustarlos, no deben romperse.
- Cubrimos con una capa de crema de queso y huevo y repetimos la operación hasta tener una o dos capas más, bizcochos mojados y capa de crema. El último paso es el del toque del cacao, imprescindible que sea cacao de calidad y amargo. Este ingrediente es el que da ese contraste tan importante en este postre.
- Lo espolvoreamos sobre el postre con un colador para que no queden grumillos. Yo suelo dejar este paso para el final de todo. Justo antes de presentarlo a los invitados, porque al enfriar el cacao tiene peor presentación. Y lo fundamental, metedlo a la nevera para que enfríe. Yo lo dejo siempre de un día para otro.